viernes, 9 de julio de 2010

Capítulo II de Purgatorio: "Amigos"

Desde que había sido nombrado capitán, las funciones de Meth se diversificaban y , desgraciadamente, aumentaban también en cantidad. Nunca tenía tiempo para nada: informar acerca del estado de entrenamiento de su tropa, pequeñas tareas encomendadas por sus superiores, entrenarse él mismo. Siempre atareado y cansado, pero procuraba poner todas sus energías en lo que hacía.

Había sido criado en un orfanato de Ëthrell hasta los doce años. Su madre, una artista ambulante abierta de mente e igualmente de piernas, era incapaz de cuidar al niño y lo dio en adopción. Su infancia en el orfanato fue bastante feliz. Sus primeros años transcurrían entre risas y juegos junto a los otros huérfanos, los últimos cuatro los dedicó al estudio de la música y la poesía, ya que casi todos los huérfanos acaban siendo o artistas o juglares. Sin embargo, sintió la llamada a las armas demasiado jóven y decidió enrolarse en el ejército en cuanto tuvo edad suficiente para sostener una espada. La división de infantería del ejército regular de Ëthrell siempre daba la bienvenida a carne de cañón. Sobre todo si es huérfana. Nadie echa de menos a los huérfanos.

Meth estaba en el patio de los barracones a media tarde. Charlaba animadamente con su tropa, una guarnición de diez hombres, todos infantería de avanzada:

-Jefe, sinceramente no entendemos que hace por ahí remoloneando con la "brujita"-se atrevió un jóven bajito y achaparrado.

-Eso creo que no son asuntos de vuestra incumbencia. O le dais más al mandoble u os mando a las barracas sin brazos esta noche.

-Pero...si...mi señor...¿no ha oído lo de su promoción?-preguntó otro larguirucho que sujetaba el tronco de un árbol con la espalda.

-¡No me fastidies, Fereld!-se ofendió mientras escupía al suelo-. Os he dicho mil veces, malditos cabezas de chorlito, que no soy ni señor ni Lord ni su puta madre, hablando en plata. Y sí, he oído lo de la promoción pero por lo que a mi concierne no me interesa ser sargento. ¡Por el amor de dios!¿Si no puedo casi ni controlar vuestras lenguas voy a controlar a un batallón entero?-Meth estalló en carcajadas contagiándole su alegría al resto.-¡Y ahora, a darle a la espada, moved ese culo!

La infantería se puso rápido en movimiento, asestando estocadas a unos peleles de arpillera rellenos de paja. Mientras, el joven capitán observaba y corregía a sus subordinados. Su promoción y ascenso estaban en boca de todos los capitanes, de los más de cincuenta. La jerarquía militar en el ejército de Ëthrell era compleja, sin embargo estaba muy bien definido quien mandaba: Por debajo del rey y del consejo, los únicos que tenían poder real eran los cinco generales.

Recordaba bien el día de su primer ascenso en la cadena de mando. Había sido por su actitud heróica durante unas maniobras. La pequeña tropa a la que pertenecía había quedado aislada en una garganta del río Medass. La caída era considerable y sólo se podía llegar al otro lado a través de un puente de madera maltrecho y, como es obvio, demasiado expuesto. El enemigo (miembros del mismo ejército pero de una facción diferente durante los juegos de guerra) se encontraba oculto entre los árboles que recorrían el sendero del lado contrario de la garganta. El capitán dio la orden de avanzar a paso ligero y cruzar el puente antes de que el enemigo pudiese divisarlos. La orden, estúpida y arriesgada, como de costumbre en estos casos, no surtió efecto. Un soldado enemigo les divisó y los efectos se hicieron de notar enseguida. Dio la casualidad que se fueron a encontrar precisamente con soldados de la división mágica, la "división maldita". En efecto, como autómatas, los únicos tres enemigos apostados en los alisos del camino pronunciaron en alto sus runas. Una poderosa explosión sacudió todo el puente. Los que no murieron carbonizados calleron a las fauces del río Medass. Sólo sobrevivieron cuatro, entre ellos el incompetente capitán y Meth. Las heridas que produjo el fuego en el jóven no fueron graves, pero para el capitán estaba claro que "grave" era decir poco. Completamente ciego y con profundas quemaduras de tercer grado, era una masa sanguinolenta de carne carbonizada. Consiguió alejarse del puente y bajar de la montaña por el lado que habían subido. Los tres soldados supervivientes, aunque cada uno tenía profundas heridas, llevaban al capitán en una capa de piel de venhorn. Sólo llegaron al campamento Meth, el capitán y uno de los supervivientes, el otro no pudo soportar las profundas quemaduras y murió desangrado. Tras recibir tratamiento, fue informado de la muerte del otro compañero, así como la de su capitán. Cuando regresó al bastión del ejército, en el palacio de Ëthrell, le otorgaron la medalla al valor y el ascenso. En el fondo nunca pensó que lo mereciese, sólo contaba con dieciocho años por aquel entonces. Aún así, todavía guardaba un profundo resentimiento hacia la división mágica. Aquel "desafortunado accidente" fue ciertamente desafortunado, pero nunca fue un accidente.

Ahora contemplaba a sus propia tropa y se atormentaba con la visión de su propio capitán, muerto como un héroe, pero una muerte merecida por su estupidez. Se lamentaba de las otras diecinueve almas que se había llevado con él gracias a esa orden.

Un hombre, con una capucha negra y una armadura del mismo color se acercó. a Meth. El jóven no se dio cuenta de su presencia hasta que comenzó a hablar:

-Veo que la tropa se entrena bien estos días, hace bien. No queremos repetir otro incidente como el que ocurrió hace tres años, ¿verdad capitán?

Extrañado, Meth se dió la vuelta e inmediatamente se puso firme. Reconoció enseguida a Gweyn Villenforth, general de los comandos especiales de Ëthrell. Era un hombre alto y fornido. La capucha venía dada por su división. Los comandos especiales se encargaban de misiones que requerían una actuación rápida y sigilosa por lo que siempre iban enmascarados con capuchas negras. Se les llamaba coloquialmente la "división en la sombra", ya que sus misiones siempre eran secretas. No eran espías, eran más bien asesinos.

-¡Mi señor Villenforth!-cohibido por la afirmación del general, Meth titubeó-. Procuraré no cometer los mismos errores que mi predecesor.

-Veo claramente que tu tropa ha reducido su número significativamente, ¿acaso tu pelotón está maldito? -insinuó sardónicamente el general.

-No mi señor. Nuestros efectivos disminuyeron a petición propia. Una tropa de menor número es más manejable y podemos cumplir órdenes con la misma eficacia.

-Ya veo, menos soldados, menos almas que cargar en tu conciencia. Eres astuto, capitán.

-Respeto sus pensamientos, mi general, aunque no los comparto.

-Los compartirás, amigo. Mañana partís. Sereis mi "escolta"-remarcó la palabra con una entonación divertida.-Mis hombres, tus hombres y tu "amiga" la alquimista vamos a dar una vuelta por Forthiund. Preparaos, mañana a las cinco de la mañana, puerta de la luna, es una orden. Mañana se os explicará el objetivo de la misión.

El general se despidió de Meth con un movimiento de cabeza. Inmediatamente después el capitán repartió órdenes de prepararse. En su cabeza bullían multitud de preguntas. ¿Porqué un general de la división más peligrosa de todos los batallones iba a necesitar escolta de una simple tropa de la división de infantería?¿Qué tenía que ver Dahlia, magister alquimista de palacio, con esta misión?¿Qué le esperaba en Forthiund, una pequeña ciudad fronteriza con el país vecino de Agilo? Pero aún así algo le inquietaba aún más. Pese a la evidente burla que le había hecho el general, había notado cierta tristeza en su tono al pronunciar la palabra "amigo". Sólo un general podría permitirse el llamar amigo a un subordinado en el campo de batalla. Y sólo si ambos estaban en combate, en igualdad de condiciones.

4 comentarios:

  1. Con ganas de leer la historia puedes extenderlas un poco mas? Q cuando termina t quedas con ganas de mas y no me digas q es lo q pretendes xq puedes hacer las historias un poco mas largas y dejar igualmente la intriga, XD

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  2. Jajajajaja, claro que puedo extenderlas aún más, pero esque sino sería un palizón.Puedo actualizar lo más pronto posible cuanto más cortas sean, si las hago largas actualizaría cada 3 o 4 días.

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  3. pues vaya yo kiero k sean mas larga haz algoooooooooo (ptaletas de niño pekeño, XD)

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  4. tu calla!! que las haga como quiera,,,,, lo que pasa es que quieres salir ya ^^

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