lunes, 12 de julio de 2010

Capítulo III de La Maldición: La Madriguera

Un rugido estremeció el silencio del pantano. El aire se llenó de un profundo olor a cadáver y podredumbre. De repente, el cuchillo clavado en el suelo empezó a elevarse sobre un montículo, que se formaba poco a poco. Entre el polvo, los cazadores en guardia pudieron distinguir una silueta gigantesca de unas mandíbulas. Tan pronto como emergieron, desaparecieron dejando tras de sí un enorme agujero vacío. Cuando el polvo se depositó, cada cazador pudo ver a su compañero. Los seis manarils contemplaron como el Maestro saltaba al interior del agujero, con lanza en ristre y con una correa alrededor de su torso. Kin'ian, al darse cuenta de que se quedaban solos, corrió al borde del agujero:

-¡Maestro!¿Qué debemos hacer ahora? -gritó frenético.

-¡Insensatos!-se oyó desde el oscuro agujero-. ¡Ataos una cuerda y entrad con una lanza!

Inmediatamente después, Hailo desenrrolló los fardos de lanzas y D'hira comenzó a repartirlas. Merk'el buscó frenéticamente en su mochila y sacó de su interior un cuchillo tallado en un colmillo con filigranas muy elaboradas. Lo miró durante unos instantes y lo introdujo en el borde de su cinturón. Los seis manarils se colocaron en posición de ataque y se introdujeron en el agujero uno por uno. La oscuridad total reemplazó a la tenue luz de la mañana.

Los jóvenes se arrastraban con rapidez pero con cuidado por el oscuro y angosto túnel. El camino se retorcía y cambiaba de dirección contínuamente y de forma errática, por lo que los manarils se veían obligados a que sus olfatos les guiasen. Aún así, no podían ver absolutamente nada, por lo que mantenían un orden estricto. Kin'ian encabezada la marcha. Le seguían Hailo, Merk'el, Som'atha, D'hira y, cerrando la formación, Somta. Todos procuraban seguir el olor del kurbog de enfrente para evitar chocarse contra la tierra en algún giro inesperado del túnel.

-Deberíamos avisar al Maestro -susurró Hailo a Kin'ian-, sino podemos perdernos.

-Si gritamos lo más mínimo, el túnel se podría venir abajo. Es más, probablemente la entrada ya se haya derrumbado.

Un grito ahogado de sopresa sobresaltó al grupo.

-¿Estamos atrapados aquí?-preguntó eufórica Som'atha.

-¡Shhhh!- chistó Dhira-. Probablemente el túnel conduzca a la madriguera del monstruo -tras un silencio interminable, volvió a intervenir-. También...quizás...pueda llevar al exterior de nuevo.

-O puede que el bicho haya dado la vuelta sobre sí mismo y espere a que entremos uno a uno voluntariamente en su boca, ¿no?

El tono burlón no pasó desapercibido para los otros cinco manarils, Merk'el siempre tenía la manía de hablar en el momento menos apropiado y de la forma menos correcta posible.

-¡No seas estúpido, Merk'el! -reprendió en voz baja Kin'ian-. ¡Habríamos oído el grito de alarma del Maestro Juu!

Un silencio volvió a inundar el túnel mientras los muchachos lo recorrían velozmente. La tierra húmeda se adhería a las patas y a los hocicos. Todos llevaban los ojos cerrados, no sólo porque les eran inútiles en la completa oscuridad, sino también para protegerlos de la tierra que caía constantemente del techo de la galería. Si la lucha contra el hajuul ocuriese en el exterior necesitarían los cinco sentidos intactos y al máximo. Un pequeño carraspeo rompió el sepulcral silencio:

-Quizás...quizás -Merk'el continuó con voz trémula-, ya se lo haya tragado...

Un susurro ahogado volvió a estremecer al grupo. Todos habían tenido en cuenta esa posibilidad, pero ninguno se dejaba inundar por el pánico lo suficiente como para permitir poner de manifiesto esa situación. Ni siquiera Merk'el se permitía el lujo de perder los nervios. Sus afirmaciones no eran sino fruto de su curiosa forma de ser. Necesitaba demostrarse a sí mismo que por muy extrema que fuese la situación, podría mantener la calma como Kin'ian. Pero, en su caso, esa fingida fortaleza se tornaba en insolencia cuando sus pensamientos salían de su boca. Su tono, nacido del nerviosismo, tornaba sórdidas las situaciones más peliagudas.

Los seis cazadores continuaban avanzando por el túnel. Llevaban un buen rato persiguiendo olores. Los únicos leves sonidos que diferenciaban eras sus propias respiraciones y el crujir de los terrones de barro bajo sus garras. Los muchachos no lo notaban, pero poco a poco la madriguera se estaba inundando ligeramente, pasando de vez en cuando por hilillos de agua que caían del techo y humedeciéndose cada vez mas la tierra que removían al pasar. Por suerte, uno de los chicos se fijó en ese detalle a tiempo.

-Tened muchísimo cuidado. Estamos debajo de una bolsa de agua -susurró con autocontrol Kin'ian mientras no disminuía su velocidad- , si no nos damos prisa y vamos sin cuidado el pantano se nos puede venir encima.

Esta afirmación habría sido recibido con un nuevo susurro ahogado de miedo de no haberse escuchado claramente unos pequeños gemidos provenientes del fondo de la gruta. Kin'ian se detuvo entonces de inmediato, interponiendo el brazo para impedir avanzar al resto. Seguían en completa oscuridad y su olfato no captaba nada.

-Puede ser el maestro.-susurró Somta.

-Imposible, -contestó rápidamente D'hira-. No capto su olor. De hecho no capto absolutamente nada, pero es obvio que hay algo más adelante. Esos gemidos son más suaves que la voz de alguien pidiendo ayuda.

-Aún así, ¿qué podría pasarnos?. En cualquier caso, serían como mucho algunas mashenas de tierra que muerden raíces. Echemos un vistazo. -Somta hizo ademán de avanzar empujando a D'hira, pero ella le bloqueó el paso con su brazo.

-Las mashenas no soportan el agua, y estamos completamente empapados.

-Entonces -replicó con hastío el joven-, ¿qué clase de criatura crees que puede vivir bajo tierra, gustarle el agua y hacer esos ruiditos tan agudos?

-¡El hajuul! -el grupo se sobresaltó por el tono elevado de Merk'el. Kin'ian inmediatamente le reprendió.

-El hajuul ruge, idiota. ¿Acaso no oistes el estruendo ahí arriba?

-Cierto -intervino D'hira-, pero lo que hay aquí es bastante similar, aunque no en tamaño. Creo que estamos cerca de un nido. Un nido de hajuuls, chicos.

Los gritos ahogados de miedo volvieron a sumergir al grupo en un estado de agitación, todos susurraban sobre las posibilidades de que estuviesen tan cerca de la madriguera de cría de un hajuul hembra.

-Lo más probable esque no captamos su olor porque aún no han eclosionado los huevos, aunque las crías deben estar a punto de nacer. Parece que los gemidos son desesperados. Llaman a la madre. -explicó D'hira al grupo.

-Sea lo que sea -sentenció Kin'ian-, no vamos a conseguir saber lo que es aquí parados. Voy en cabeza.

Kin'ian abrió la marcha decidido y el resto le siguió sin nada que objetar. Según avanzaban cada vez más en el intrincado túnel se iban empapando cada vez más. Sin embargo, comprobaron al abrir los ojos, como poco a poco una tenue luz llegaba al túnel. Y en el siguiente giro lo vieron.

El túnel se ensanchaba de manera increíble, formando casi una bóveda de diez metros de alto. En la parte superior de la caverna, un agujero de un diámetro no mayor que un brazo permitía el paso a la luz que, en medio de tan profunda oscuridad, era similar a un trozo de sol en una noche cerrada. La dirección de la luz iluminaba practicamente el centro de la gruta. Los manarils, que salían uno a uno del estrecho túnel, pudieron verlo. Se trataba de un círculo hecho con raíces y rodeado de agua en el cual reposaban dos grandes huevos azules, semitransparentes. Curiosos aunque alertas, los jóvenes inspeccionaban la bóveda de tierra.

-Esto es increíble -se maravilló D'hira-, es demasiado grande para que lo hubiese hecho un hajuul, probablemente era una caverna natural y la bestia excavó los túneles más tarde.

-Me importa un bledo, sinceramente. Sólo quiero saber dónde está el Maestro.- dijo Kin'ian con desprecio.

-A mi lo que me interesa saber es la hora exacta a la que va a venir mamá a dar de comer a sus cachorritos...¿eso que acabo de ver a través de la cáscara es una zarpa?¡Ah, no! Menos mal, ¡era un colmillo!

-¡Basta Merk'el! -levantó la voz D'hira-. Independientemente del Maestro, estamos en el nido de la bestia. Tarde temprano tendrá que regresar para alimentar a las crías. Voto por esperarla agazapados y aprovechar para atacarla.

-Recuerda que una madre que protege sus crías vale siempre por dos, D'hira.-dijo Hailo con autodeterminación.

-Cierto, -corroboró Kin'ian, el cual buscaba en la pared de la caverna rastros de algún otro túnel excavado por el hajuul- pero no veo ningún túnel más. La madre debe haber salido por la parte superior.

-Entonces...-susurraba temblorosa Som'atha-, se ha llevado al maestro...lo ha matado o se lo ha comido.

-Muy improbable -señaló Somta mientras se acercaba al nido-. Si los huevos están a punto de eclosionar necesitarían comida. La madre probablemente utilizaría el cadáver del maestro para alimentarlas, no se lo comería ella y tampoco lo dejaría tirado por ahí.

Somta se observó alrededor de las raíces húmedas. No había signos de que la tierra alrededor se hubiese removido recientemente, y los huevos no presentaban ni brechas ni marcas de garras. Probablemente llevarían mucho tiempo ahí dentro.

-Según tengo entendido -con los brazos en jarra D'hira miraba al boquete de luz del techo de la bóveda-, los hajuuls dejan a las crías para que se desarrollen solas hasta que sea la hora de que eclosionen los huevos y pueda alimentarlas con sus primeros trozos de carne. Debió olernos cerca y nos consideró un primer plato muy apetecible para sus pequeños bastardos.

-Pero es raro -Kin'ian olisqueó el aire-, noto el olor del Maestro por toda la caverna, ha estado aquí.

-Pues no creo que haya tocado los huevos, están intactos -Somta señaló a los dos grandes huevos azules. Aunque quizás...

-Simplemente debemos esperar a que vuelva la madre -cortó D'hira-. El Maestro probablemente escapase por el agujero y el hajuul vio como única oportunidad de conseguir comida el capturar al señor Juu. Sin embargo, bajo ninguna circunstancia debemos tocar los huevos.

-¿Eso por qué? -preguntó Merk'el mientras miraba por el túnel por el que habían entrado.

-La cáscara es como un terrón de tierra. En cuanto se toca se desmorona. La cría entiende esto como que es la hora de salir y busca comida. A veces puede atacar a la madre ya que el hambre que...

Un grito sacudió toda la caverna. Kin'ian, D'hira, Merk'el, Hailo y Som'atha se pusieron en posición de ataque y miraron en dirección al nido. En él yacía lo que debía haber sido la mitad superior de Somta, mientras que las piernas del manaril se encontraban cerca del borde del nido. De las entrañas de las piernas asomaba una cola muy lisa de color verdeazulado y con una aleta de cuatro puntos. Los jóvenes se quedaron horrorizados. Enfrente suya, un huevo había eclosionado y la cría había pegado un bocado a lo primero que tenía delante, en este caso se trataba de Somta. Preparándose para atacar, los manarils prepararon las lanzas. Entonces la cría fue poco a poco saliendo de los trozos de carne que antes pertenecieron al joven e imprudente manaril y mostró el resto de su cuerpo.

Tenía seis patas rechonchas pero fuertes. Las cuatro traseras tenían forma de aleta con espinas a los lados y las frontales tenían unas garras grandes y amenazadoras, considerablemente grandes para desgarrar carne y cavar en la tierra. Su cabeza tenía forma de boomerang, pero era grande y sobresalía del cuerpo con gracia. El torso del animal era completamente liso y tenía una aleta superior que recorría casi toda la espina dorsal. La cría levantó la cabeza y los jóvenes vieron que no tenía ojos, solo un par de fosas nasales hiperdesarrolldas en medio de la cabeza. Pero eso era un detalle menor. Ahora la cría les miraba y mostraba tods sus encantos. Cuatro filas de dientes, cada uno del tamaño de un pulgar humano, afilados y listos para cortar carne. Sin duda era un milagro de la naturaleza, completamente adaptado a su medio. El milagro viviente les "miró" y saltó sobre los jóvenes sin tregua.

3 comentarios:

  1. Dibuja un hajuul!!! PORFI!!!!!!!!!!!!

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  2. Seras cabron, dinos que ha pasaoooooo!!XDD

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  3. pobres van a ser deborados, de todfas maneras a mi me preocuparia poco la creia al fin y al cabo solo tiene instinto y no experiencia, cuando llegue la madre se van a cagar por la pata a bajo. Por cierto: caca culo pedo pene pis caca culo pedo pene pis caca culo pedo pene pis caca caca culo pedo pene pis caca caca culo pedo pene pis

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